Hace ya un par de años, la aparición de este aparato causó cierta conmoción en el
siempre creciente espectro de guitarristas interesados en el tema "PC + MIDI".
Debemos reconocer, aunque nos duela, que siempre envidiamos la posibilidad que tienen los
pianistas/tecladistas de acceder al uso de software musical, simplemente conectando el
instrumento a la compu con los conocidos cables Midi. Con la guitarra, la cuestión es
más compleja. Para que la computadora "entienda" qué es lo que nosotros
tocamos, la interfase debe proporcionarle datos referidos a la altura de cada nota,
duración y, eventualmente, intensidad. Veamos como se las arregla la G-Vox
para cumplir tarea tan delicada.
Funcionamiento general y calibración.
La G-Vox se divide en dos partes:
Una vez realizadas las conexiones pertinentes, debemos asegurarnos de que nuestra ejecución sea percibida correctamente. Para ello disponemos de un programa que muestra en pantalla barras verticales que varían su tamaño de acuerdo a la intensidad de la señal que los micrófonos estén recibiendo, y además un gráfico del diapasón de la guitarra en el cual aparecen las notas que tocamos. Aquí entraríamos en la parte de calibración o ajuste, de fundamental importancia para un rendimiento óptimo del aparato. Para ello hay que tener en cuenta estos factores: que la pastilla esté bien cerca de las cuerdas, que todas la cuerdas estén parejas en cuanto a intensidad (esto puede corregirse con los seis tornillos de ajuste de sensibilidad que se encuentran en la caja metálica) y por último que la viola esté afinada como Dios manda, para lo cual disponemos de una simpática imitación en pantalla de un afinador electrónico, que incluso nos da la posibilidad de usar afinaciones no tradicionales. Llegado a este punto, habrá que elegir una "configuración general" de la sensibilidad de acuerdo al "toque" que cada uno posea: las opciones van desde el modo más sensible (en el que se capta la mínima sutileza en la ejecución) hasta el "Heavy Hand", en el cual se registran únicamente las notas ejecutadas con cierta fuerza, y que se adaptaría a los que recién se inician en la práctica guitarrística.
Cumplida la etapa de ajuste, la real utilidad de la G-Vox se delineará por el soft
que usemos, ya sea específico para el aparato o no. Pasaremos entonces a describir los
programas que ya vienen en la caja.
"Riffs & Riff's Collection"
Se trata en este caso de software de Entrenamiento Musical. Con él podremos aprender fraseos (o "Riffs", de allí el nombre), escalas y arpegios de distintos estilos, de una manera realmente novedosa. El funcionamiento es el siguiente:
En suma, un excelente programa de aprendizaje: desafiante, entretenido, ameno, didáctico y por todo ello efectivo.
Con el paquete se incluyen varios ejemplos musicales y además pueden comprarse aparte
librerías de intérpretes como Steve Morse, Carl Verheyen, Adrian Legg, Gregg Davies
y otros.
Basics CD-ROM Sampler
Este es otro programa educativo (en versión reducida) que enseña canciones, conceptos
teórico-musicales y técnica guitarrística, a través de videos, gráficos y grabaciones
digitales de cada riff.
Tour Street Venue
Este programa es un juego interactivo, en el que personificamos a un aspirante a héroe
de la guitarra. Según la velocidad y precisión de nuestras interpretaciones, nos esperan
la fama absoluta o la lluvia tomates (que tampoco vienen sería de desdeñar considerando
los tiempos que corren).
"Bridge"
Por último, el programa que, tal vez, abra más perspectivas para el uso de la G-Vox: con él, y trabajando bajo Windows, podremos usar cualquier soft que acepte ingreso de notas vía Midi. En esta categoría entrarían sequencers (p.e. el Cakewalk), programas de notación (Encore) y programas de entrenamiento musical (Play it by ear) entre otros. Además podremos controlar con la guitarra, en tiempo real, cualquier tarjeta de sonidos o aparato conectado a una interfase Midi, siempre que trabajen bajo Windows. Una muy interesante opción que se presenta en este caso es la de asignar canales Midi y octavas diferentes a sectores "géograficos" del diapasón: podemos definir "splits" muy complejos, por ejemplo enviar las cuatro primeras cuerdas a un canal, las dos más graves a otro y todas a partir del quinto traste a un tercero.
Las pruebas realizadas con programas como Cakewalk 3.1 y Pro Audio (en una 486 con 8 mega de RAM) fueron satisfactorias, aunque los resultados casi nunca son perfectos. Si ajustamos la sensibilidad demasiado alta, suelen obtenerse notas no deseadas; si por el contrario la "endurecemos", pueden quedar algunas afuera. Y hay que decir que la G/VOX parece tener especial dificultad con los acordes o pasajes tocados "fingerstyle", donde los retrasos se hacen muy evidentes. Todo mejora sustancialmente usando tempos más lentos en la grabación, y siempre existe la posibilidad de edición final de aquellas cosas que no queden tal como uno quiere.
Resumiendo (a lo Mariano Grondona), la perfomance de la G/VOX como conversor MIDI es
buena, si bien no puede equipararse a la de aparatos específicos como la serie GR de
Roland o la nueva Axon. Si tenemos en cuenta que las anteriores cuestan tres o cuatro
veces más, la G/VOX merece igualmente un pulgar hacia arriba (o ambos, porque no).
Pensando en el futuro, sería interesante que se prefeccione el driver que realiza la conversión para acercarlo más a lo que uno obtiene con los aparatos mencionados, aprovechando la potencia cada vez mayor de los procesadores de hoy en día. Y ya que estamos en tren de pedir, también sería bueno contar con herramientas de soft que permitan elaborar librerías propias de ejercicios que funcionen con la G/VOX.