En todas las "épocas" de la música occidental un instrumento se destacó de entre los otros, por sus características expresivas o por sus virtudes prácticas, podemos pensar en el violín o en el piano como ejemplos de estos instrumentos.
En este siglo de experimentación y revolución en los medios para producir música, el encuentro de la música y la tecnología ha permitido que se considere incluso al grabador magnetofónico como un instrumento... Intuición aventurada, pero no del todo desacertada. A partir de la invención de un método de registro del material sonoro "tal como es", el campo de posibilidades que se abre no sólo al almacenamiento y registro de la música (pensemos que el único modo de transmitir una pieza musical era el papel pentagramado) sino también a los recursos técnicos disponibles para el compositor. Pero el alto costo de estos métodos de trabajo redujo su empleo a círculos más bien estrechos, más interesados en la experimentación en un sentido casi científico.
De todos modos, las ansias de un instrumento más expresivo no se detuvieron aquí. Si bien las inovaciones en el campo del sonido en un sentido "vanguardista" durante mucho tiempo estuvieron alejadas del "gran público" o vedadas a los géneros "populares", en este campo se recorta como ícono un instrumento: la guitarra eléctrica, el instrumento que permitía al músico "hacerse escuchar" y a su vez producir esa magia que da la posibilidad de experimentar para recortar un sonido que nos sea propio, que tenga las cualidades expresivas que la música popular requiere. Es así que la guitarra eléctrica, y sus "periféricos", ha demostrado con creces su preeminencia en este camino de búsqueda, bástenos pensar en la diversidad de estilos donde ella reina, en la cultura que en torno a ella se ha creado y en las idolatrías que ha propiciado, convirtiendo a algunas marcas y modelos en algo comparable a un Stradivarius.
Esta virtud para insertarse en un contexto cultural y a su vez modificarlo es un índice del peso que un instrumento, en este caso musical, puede tener, al punto de parecernos imposible pensar en nuestro mundo sin él. Tratemos de imaginarnos por un momento "la guitarra eléctrica no ha existido jamás"...
Bien, pero a la sombra del reinado de la guitarra eléctrica, cada vez más entronizada en lugares donde jamás hubiéramos pensado que se situaría, los técnicos siguieron trabajando, rodeándonos cada vez más de nuevos sonidos. Y los espíritus inquietos comenzaron a notar que ciertas áreas de nuestra experiencia sonora eran cada vez más lejanas a las posibilidades de los instrumentos disponibles. Las experiencias con sonidos sintéticos eran muy alentadoras en cuanto al material, pero las posibilidades expresivas de estos instrumentos eran aún muy limitadas en relación a lo que una guitarra todavía podía decir. Las bandas se fueron tornando cada vez más mastodónticas, en busca de un sonido más y más denso, más procesado.
En forma paralela, un enjambre más bien difuso al principio de músicos "de entrecasa" comenzaba a experimentar con nuevas formas de hacer música, explotando las posibilidades que la técnica les brindaba, tal y cómo las primeras guitarras elécticas nos abrieron la puerta para la amplificación y procesamiento del sonido de una forma completamente nueva, las cajas de ritmos, las "bass line" y las mesas de DJing abrieron las puertas de una nueva música, para una nueva cultura que se cultivó en las discotecas y en los raves, una nueva cultura que pronto se transformó en un fenómeno masivo cambiándole la cara a la música que hoy podemos escuchar.
Hoy este fenómeno ha desbordado ampliamente el espacio que lo vió nacer, los samplers como herramienta de trabajo son algo corriente en cualquier estudio, pero más allá del "hey DJ!" de 1 ó 2 segundos de aquellas épocas, hoy están disponibles para mucha gente equipos que permiten no sólo "tomar prestado" un sonidito sino digitalizar piezas musicales enteras, editarlas, seleccionar lo que nos interesa, y emplearlas a nuestro antojo, en una suerte de "secuencia" de audio digital, digamos que hasta este punto, el sampleo podía parecer una curiosidad sin mayor valor que una cinta intercalada en la grabación. A partir de aquí, no hay aspecto del sonido que no pueda ser construído o editado, con medios cada vez más "user friendly"... evidentemente se tarda mucho menos en aprender a samplear correctamente a Jeff Beck que en aprender a imitarlo mal, así que ¿Por qué no invitar al viejo Jeff a tocar con nosotros? y si no nos gusta como suena, lo podemos "despedir" y llamar a otro... ¿Alguna vez pensamos que podríamos hacer esto?.
Hasta ahora parece que el sampling es sólo una manera de dejar sin trabajo al viejo Jeff, pero no es ese el punto... Cuando una nueva técnica surge, es bastante esperable que en sus comienzos se "caracolee" hasta encontrar su uso adecuado. Por suerte en música esto es mucho menos cruento que en energía atómica, digamos que hacer un uso creativo de la energía atómica nos ha costado unas cuantas vidas en al menos un par de ensayos.
Digamos que más allá de pensar a los samplers como la venganza del Imperio del Sol Naciente en nuestra cultura musical y nuestras legislaciones acerca de derechos de autor, vemos ya desplegarse toda una serie de artistas que hacen un uso sumamente creativo de este recurso, llegando a eliminar todo elemento más allá del sampler para producir su música. Quien se interese puede tomar como muestra lo realizado por la curiosa banda Utah Saints con la voz de Annie Lennox (La chicachico de Eurythmics)... uno de los loops más ingeniosos y simplemente resueltos que escuché, sin entrar en otras perlas tomadas a Kate Bush y a otros famosos.
La habilidad del músico para realizar un trabajo creativo, es cierto, no viene envasada en ningún disco. Y se es tán músico con un kazoo como con un sampler... Pero ¿Quién de nosotros dejaría su sampler por un kazoo?. Hoy los chicos juegan con sus trencitos con "sonidos de tren" sus muñequitos tienen "sonidos reales" y todo esto con el toque de un botón... no es necesario pasar por el lugar común de "hasta un niño puede manejarlo"... Los niños YA lo manejan, ya se los estamos brindando, lo sepamos o no... Otros no tan niños exploran los usos que en menos de 10 años estos niños seguramente considerarán de manera similar a lo que hoy podríamos decir de Oscar Alemán, o Joe Pass... Y conste que no hablé ni de Jordi o de Kriss Kross. En un caso, bueno, puede ser que sus papás... ¡Pero tiene 5 (tinco) añitos!.
Pensemos que está más allá de nosotros decidir el futuro, pero la tendencia parece marcarse claramente... Hasta la música de hard rock, a pura guitarra, parece cada vez más un largo sampleo de historias pasadas... Y las mismas virtudes que ayer recortaron a la guitarra como "El" instrumento, es decir su potencial expresivo, su fácil acceso (a veces no tanto), su rápida adaptación a los distintos contextos en los que se la desee aplicar, hoy apuntan en otra dirección. Ayer casi en cada casa había una guitarra, hoy casi en cada casa hay una computadora... El tiempo dirá...